
La tradicional peregrinación al santuario de Chapi se convirtió en un escenario de caos y negligencia, con más de 200 atenciones médicas y 800 casos de deshidratación registrados apenas en el primer día. El operativo, supuestamente planificado por la Gerencia de Seguridad Ciudadana de la Municipalidad de Arequipa, demostró ser insuficiente ante la masiva afluencia de fieles.
Según el Gerente de Seguridad Ciudadana, Wilder Rodríguez Arapa, la mayoría de los incidentes fueron caídas, golpes y agotamiento físico, lo que revela la falta de prevención y condiciones inseguras en la ruta. Los puntos de atención, limitados a 7 toldos y escalerillas, resultaron claramente inadecuados para la magnitud del evento.
Peor aún, la iluminación en varios tramos del camino es prácticamente nula, obligando a un refuerzo de emergencia con equipos móviles y linternas durante la noche. Esto evidencia una planificación improvisada que pone en riesgo a los peregrinos.
Rodríguez Arapa intentó culpar a los mismos fieles, exhortándolos a ‘respetar la señalética’, cuando es responsabilidad de las autoridades garantizar rutas seguras y bien señalizadas desde el inicio.
El plan de contingencia, con solo 40 efectivos de serenazgo y 10 paramédicos para miles de personas, además de dos vehículos de rescate y una ambulancia, resulta ridículamente insuficiente. ¿Es esto lo que llaman ‘seguridad’ en Arequipa?