
Las recientes acciones de patrullaje llevadas a cabo por el personal de Serenazgo de la Municipalidad Provincial de Arequipa han dejado más preguntas que respuestas. Aunque se esperaba que estas intervenciones mejoraran el orden público, el resultado ha sido más una muestra de desamparo que de control.
La primera intervención se realizó en una caseta en la intersección de la avenida Venezuela con pasaje Zarumilla, donde tres ciudadanos extranjeros fueron desalojados. Se encontraron durmiendo en el interior, un reflejo de las difíciles circunstancias que enfrentan muchos en nuestra sociedad.
Una segunda acción tuvo lugar en el óvalo El Palomar, donde otros tres ciudadanos extranjeros fueron hallados en una situación similar. Aunque fueron retirados, la acción de limpieza posterior no oculta el problema subyacente que persiste en la zona. Además, en una intervención adicional en el pasaje Víctor Lira, se reportó a dos varones extranjeros consumiendo sustancias tóxicas, lo que subraya la degradación social que afecta a nuestra comunidad.
Estas intervenciones, aunque intentan abordar un problema, evidencian cómo la inseguridad y la desprotección de ciertos grupos están creciendo en Arequipa. En lugar de soluciones efectivas, se observan acciones que pueden resultar en una mayor exclusión y estigmatización de los más vulnerables.